Una «bofetada de realidad» adopta muchas formas distintas. En ocasiones se asemeja más a un puñetazo: la muerte de un ser querido, una enfermedad grave, un divorcio, la pérdida de un empleo, un terrible accidente o una traición inesperada. A veces es un poco más suave. La envidia, la soledad, el resentimiento, el fracaso, la decepción y el rechazo también pueden doler mucho. Pero cualquiera sea la forma que tome tu bofetada de realidad, una cosa es segura: ¡duele! Y la mayoría de nosotros no sabe muy bien cómo lidiar con el dolor.