Primero está el dolor por la pérdida y luego está el duelo. Desde hace mucho tiempo, hemos asignado al duelo al ámbito de las emociones nebulosas, pero ahora sabemos que el cerebro crea esas emociones en respuesta a muchos factores externos. La neurocientífica Mary-Frances O’Connor lleva más de veinte años estudiando los efectos del duelo en el cerebro y en el cuerpo, y los indicios que ha hallado acerca de la forma en la que abordamos la pérdida tienen su origen en la forma en la que nos enamoramos. En El cerebro en duelo, O’Connor explora este nuevo territorio y explica lo que ocurre dentro del cerebro cuando nos apegamos a otra persona y luego la perdemos; y por qué puede resultar tan difícil imaginar un futuro sin ella.