La vida y la muerte son dos extremos de una línea temporal llena de nacimientos y pérdidas. Las pérdidas dolorosas e injustas desatan la impotencia, la rabia o el dolor y nos dejan una sensación de miedo e inseguridad muy difíciles de reparar que acaban manifestándose en forma de dolencias físicas: migrañas, cefaleas, ansiedad. Aceptándolas, aprenderemos a gestionar sufrimientos y convivir con ellas. Para hacer frente a la pérdida de nuestra posición socioeconómica, de la salud, de la libertad, de la juventud, del amor o incluso de la muerte a la que tenemos tanto miedo propongo que entrenes tus emociones y pensamientos utilizando la imaginación, la visualización y la reflexión para que modifiques tu comportamiento como fruto del proceso de duelo, aunque sientas impotencia, ganas de llorar o miedo de salir a la calle. Sonreír o disfrutar pueden hacerte sentir culpable por seguir con vida, pero yo te acompañaré por todas las etapas ayudándote a identificar y aliviar momentos casi insoportables en los que encontraremos sentido a la vida después de la pérdida, aprendiendo a vivir sin olvidar lo que perdimos y encontrando un lugar especial en nuestros corazones y en nuestras mentes para que podamos disfrutar sin preguntarnos ¿por qué a mí?