Desde el amanecer de los tiempos, cada rincón del orbe ha asistido a insólitos sucesos que han tenido a los meteoritos como protagonistas. La colisión de un asteroide causó la extinción de los grandes saurios del Mesozoico, cuyos nichos ocuparon después los mamíferos que, en su evolución, dieron origen al hombre. Las caídas de otros destrozaron coches aparcados en la acera o llevaron a los implicados a juicio e incluso a la cárcel. La fascinación por aquellos fragmentos de roca o metal y la necesidad imperiosa de su estudio han dado lugar a una ciencia y, hoy, la meteorítica es una disciplina joven y en continuo avance que promete grandes avances a la tecnología y a la nueva carrera espacial de la minería más allá de las nubes. Por estos y otros motivos, cada vez más personas dedican sus días a perseguir tan maravillosos tesoros por todo el globo.