En las primeras décadas del siglo XX, un grupo de científicos y físicos, entre los que se encontraban Planck, Einstein, Bohr, Heisenberg, Schrödinger y Dirac, sentaron las bases de la mecánica cuántica. La llegada de esta nueva disciplina provocó un cambio de paradigma sin precedentes en la ciencia y en el modo en el que observamos la naturaleza. La mecánica cuántica estableció un nuevo prisma, más profundo y exhaustivo, que revolucionó la manera de entender nuestra existencia. Dada la relevancia de este descubrimiento, estas décadas se convirtieron en un punto de inflexión que ha separado la historia de la humanidad en dos segmentos. El primero, donde vencimos la idea de casualidad y establecimos que todo obedecía a leyes fijas e inmutables que permitían entender el mundo hasta sus últimas consecuencias; y el segundo, donde descubrimos que más allá de nuestros sentidos, a nivel subatómico, hay fuerzas que no pueden medirse hasta el punto de establecer vínculos causales, sino meramente probabilísticos, casi mágicos. De la mano del divulgador Sergio Parra, adentrémonos en un momento histórico donde pasamos de creer que podíamos saberlo todo sobre todo a un momento donde tuvimos que admitir que quizá eso era sencillamente imposible.