Nos encontramos en medio de un cambio cultural. Ya no buscamos una finalidad ni un sentimiento de pertenencia a una comunidad en los espacios religiosos, sino que más bien lo hacemos en grupos en el gimnasio, noches de juegos virtuales, clubes de lectura, talleres de yoga y otros espacios laicos. A pesar de encontrarnos en un entorno de aislamiento social, ¿cómo podemos hacer para que las cosas que llevamos a cabo cada día satisfagan nuestra secular búsqueda de sentido?