Amy está convencida de que la mañana del sábado será especial. Lleva días preparando la inauguración de su Club de los Unicornios y espera que todos sus amigos acudan a su casa del árbol para hacer manualidades, bailar y tomar el aperitivo. Sin embargo, llega el gran día y ninguno de sus compañeros se presenta. Triste, la pobre Amy se dirige a la casa del árbol donde… ¡por la ventana asoma un rostro peludo y rosa! ¡Por la puerta se deja ver un enorme trasero plateado! ¡Resulta que la casa del árbol está llena de unicornios!