Tokenización de activos, préstamos seguros entre particulares, contratos inteligentes que se ejecutan automáticamente, financiación de proyectos sostenibles... Aunque en la mente de muchas personas la criptoeconomía equivale tan solo a invertir en bitcoins, el intercambio de valor a través de la red ya ha puesto en marcha un nuevo sistema económico que está cambiando el mundo. Muchas de las empresas que se crean hoy ya no aspiran a salir a bolsa, aspiran a tokenizarse y obtener capital en un mercado global. La revolución de la web3 va mucho más lejos que el intercambio de información de Internet 2.0. La criptoeconomía permite la libre circulación de capitales con una tecnología accesible a todos, libre de censura y cien por cien resistente a ciberataques.