Este ensayo ofrece una invitación a repensar radicalmente la relación constitutiva de la institución con la política y la vida. Nunca como hoy, en la crisis que golpea al mundo entero, han sido tan necesarias las instituciones nacionales e internacionales para hacer frente a la emergencia sanitaria, económica, social y política. Sin embargo, nos han parecido varias veces inadecuadas, si no responsables de lo sucedido. ¿Por qué? Esta desconfianza no nace ahora, sino que es el resultado último de una interpretación represiva de las instituciones, que ha encontrado su culminación en su oposición a los movimientos.