Antiguamente todas estas cosas se atribuían al destino o a la voluntad de alguna divinidad, y ante todo ello se aconsejaba resignación y sometimiento. Hoy en día, nos sentimos cada vez más dueños de nuestro destino, convencidos de que lo único que nos separa de nuestros anhelos son nuestras propias creencias. Y aunque, al aplicar esas «técnicas de creación consciente», todo funcione de maravilla, a menudo hay algo que se nos resiste. En estos casos, lo que ocurre es que nuestra voluntad aún no está completamente unificada en torno a eso que supuestamente deseamos conseguir. Hay partes de nuestra psique que boicotean activamente los deseos de nuestra conciencia a través de errores involuntarios internos o a través de la creación de circunstancias externas adversas. Trabajando conscientemente con los sueños, no sólo lograríamos escuchar esta parte de la psique, sino que podríamos comunicarnos también con ella para, en caso que fuera necesario, ofrecerle ciertas garantías de que el cambio no será para peor, como teme, sino para mejor, tal como la conciencia lo vislumbraba. Entonces, a la luz de nuestra conexión con el todo, comprenderemos lo poderosos que realmente somos y aprenderemos a manejar la Matriz Divina para crear las mejores realidades para nosotros y para el maravilloso mundo en el que vivimos.