En Incienso quemado Raymond traslada la acción de Europa a los Estados Unidos, narrando las vicisitudes en torno a la fundación de la Abadía de Gethsemaní, a la que describe como «una encrucijada que Dios ha colocado tras las colinas de Kentucky desde mediados del siglo XIX, que, a través de cientos de años, ha ido atrayendo a incautos, tendiéndoles un lazo para después cegarlos con su belleza, inflamarlos con su amor y llenarlos con su paz».