¡Qué guapa es Pétula! ¡Y qué bien huele! En clase, Ariol se sienta detrás de ella. Se imagina que le dice cosas bonitas, que le dice que la ama… Pero, curiosamente, cuando Pétula vuelve la cabeza y tiene que hablar con ella de verdad, ¿por qué no se le ocurre nada que decirle? ¡No le salen las palabras! Cuando eres un burro pequeño, es difícil estar enamorado de una preciosa vaquilla.